Arlequines y cortesanos
La noticia de que el Gobernador Silvano Aureoles Conejo apoyaría a José Antonio Meade fue calificado por el priismo nacional como una buena noticia. Solamente a los priistas de Michoacán les cayó como un puñetazo en el estómago.

Mientras los optimistas hacen cuentas alegres, vaticinando que el respaldo del Gobernador de filiación perredista puede aportar a Meade cientos de miles de votos; los priistas michoacanos son víctimas de lo que en realidad es un juego perverso del Gobernador Aureoles que contó con el apoyo del entonces Presidente del PRI Enrique Ochoa Reza.
El michoacano se aprovechó de su cargo como Dirigente Nacional para hacer un pacto y así lograr la adhesión del Gobernador para Meade: la mayoría de los candidatos del PRI a diputados locales y presidentes municipales debían ser débiles, con poca presencia territorial para hacer más fácil el triunfo de los candidatos del PRD.
He conversado con muchos prominentes priistas michoacanos y con diversos matices, pero todos aceptan que fueron sacrificados.
Para muchos dirigentes, diputados federales y locales, senadores y demás vacas sagradas del PRI en Michoacán, quedó claro que su paisano Ochoa Reza los traicionó.
El asunto es que Aureoles juega con dos cachuchas, apoya a Meade pero a nivel estatal pretende aniquilar al PRI. Aureoles dará un voto cruzado, a nivel federal Meade y en Michoacán sus tradicionales aliados perredistas.
