Alejandra Barrales acuchilla a Mancera, se murió el amor

Arlequines y Cortesanos

En la Ciudad de México se ha consumado la traición. Alejandra Barrales ha declarado puntualmente que los niveles de delincuencia que se viven en la capital del país es porque el tema de seguridad no fue prioritario para la administración de Miguel Ángel Mancera.

La candidata de Morena, Claudia Scheimbaum había referido que los índices delictivos no eran responsabilidad de los Gobiernos de las delegaciones, sino del Gobierno de la Ciudad. La actitud de Scheinbaum es comprensible porque intenta desembarazarse de la responsabilidad que ella misma tuvo en Tlalpan y sus demás homólogos provenientes de Morena.

El lodo opositor puede ser comprensible para Mancera, pero el deslinde rudo y el golpe frontal de Alejandra Barrales es una franca traición.

Apenas el sexenio pasado, Mancera y Barrales sostenían un romance el cual mantuvieron, hasta que Marcelo Ebrard se decidió por impulsar a su sucesor.

Pero aunque el amor se haya extinguido, mantuvieron una alianza política que primero proyectó a Barrales a la Presidencia Nacional del PRD y después a la candidatura a Jefa de Gobierno.

Pero la traición se ha consumado en dos ocasiones en menos de un año y Mancera “ha aguantado vara”. Primero Alejandra Barrales desistió en impulsar a Miguel Mancera a la candidatura presidencial y optó por respaldar a Anaya a cambio de que el PAN no presentara oposición en la capital del país.

Si bien el apoyo a Ricardo Anaya lo fue construyendo de manera subrepticia, ahora esta última declaración escandalosa de Barrales se constituye en la última traición, pero ahora sí con un deslinde frontal.
Pero si Mancera se mantiene firme ante las perfidias de su ex pareja, es porque él si será senador, mientras que Alejandra Barrales tiene una candidatura desahuciada.