El líder del Sindicato Único de Trabajadores de la Ciudad de México, Juan Ayala Rivero ha demostrado en este año que su olfato político no le funciona.
Primero decidió ser postulado como candidato a Diputado por la Coalición PAN-PRD-MC y perdió de manera apabullante. Su candidatura lo obligó no solamente a cuestionar severamente las propuestas de López Obrador y de Claudia Scheinbaum, sino que en ocasiones hasta los descalificó personalmente.
Ensimismado por su derrota, era evidente que necesitaba un plan para tratar de limar asperezas con la próxima Jefa de Gobierno, pero su incapacidad para el análisis político lo llevó a la semana pasada a “engordarle el caldo” a René Bejarano. El dirigente sindical llevó a un nutrido grupo de aplaudidores y manifestó su incorporación al “Movimiento Nacional por la Esperanza” comandado por Bejarano.
Ahora cerca de 110 mil sindicalizados han publicado un comunicado en el cual afirman que las cuotas de su organización fueron utilizadas para financiar la campaña perdedora de Juan Ayala.
Si la alianza con Bejarano es cuestionable porque además no es un vínculo directo con Claudia Scheinbaum, las acusaciones de corrupción lo colocan en un lugar más que vulnerable.
Y es que el dirigente Ayala ataja que la carta no representa el sentir de todos los trabajadores sindicalizados, que faltaron de firmar otros 75 mil…
Ante tal descaro, los opositores se están organizando para esta semana iniciar protestas en su contra.
Si Juan Ayala robó de la tesorería sindical para pagar su campaña a diputado, le espera la cárcel. Pero si no es culpable, independientemente de todo, debe pensar en retirarse, porque las ofensas que le profirió a Scheinbaum lo inhabilitan para ser interlocutor de los trabajadores con el Gobierno de la Ciudad de México.