Enrique Ochoa o la verdadera historia de la depresión después del poder


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Arlequines y Cortesanos

El michoacano Enrique Ochoa Reza se encuentra en shock, lo sacaron del paraíso. EL peleador callejero fue el fusible descartado para revitalizar la campaña de José Antonio Meade. No solamente perdió la Presidencia del PRI, sino que también se le esfumó su sueño de convertirse en Coordinador de los Diputados Federales del PRI. A pesar de que se quiso colgar la medalla de ganador por los triunfos de Coahuila y Estado de México (que en la entidad norteña el verdadero operador fue Rubén Moreira y en territorio mexiquense triunfó la eficacia operativa de la experimentada estructura territorial.

Enrique Ochoa Reza es un tipo articulado, muy inteligente. Integrante del equipo de promovidos por Luis Videgaray Caso durante la actual administración –entre los que se encuentra el propio Pepe Meade-, sin embargo su sólida formación técnica contrastaba con su sensibilidad para hacer política tanto con la base como con la vieja clase política tricolor.

A finales de la década de los 90 tuvo una participación discretísima en la campaña de Víctor Manuel Tinoco Rubí, sin embargo por las dudas de su militancia y con el propósito de legitimar el arribo de Ochoa, Tinoco se subió al tren del mame y fue el principal testimonio para avalar la trayectoria partidista del multipropietario de taxis.

Así en una red social se dio el testimonio indiscutible del priismo de Ochoa Reza (https://www.facebook.com/TinocoRubiVictor/posts/637194463099690 ) a pesar de que siempre fue visto con sospecha su militancia porque unos años antes fue alto funcionario electoral, lo que legalmente obligaba a no pertenecer al padrón de partido político alguno.

Ochoa Reza también se respaldó en el líder nacional cetemista y se ufanaba en llamarle padrino para encontrar un asidero en un sector partidista.

Si, fue Presidente de Partido durante la histórica asamblea nacional priísta que abrió los candados para que participe José Antonio Meade, pero su liderazgo partidista no forjó las reformas estatutarias sino la voluntad discreta del Presidente Enrique Peña Nieto que convenció a los participantes de abrir la posibilidad de un ciudadano no militante.

José Antonio Meade sabía de los errores de operación política de Ochoa, entre otros, por mencionar uno, no tuvo la cortesía de hablar con los aspirantes a gobernadores que no fueron nominados, como el caso del Senador Miguel Angel Chico que expuso las groserías que Ochoa le hizo y la falta de tacto en la postulación de candidato a Gobernador en Guanajuato. Hoy Chico es candidato plurinominal en un lugar sobresaliente de Morena.

Es tal la tormenta del caído, que si llega a ocurrir una catástrofe electoral para el PRI, debe considerar no asumir su curul, porque en ese contexto, ahora no representa liderazgo alguno ni entre los integrantes de la lista plurinominal que el diseñó y que tantas cicatrices dejó.

Fue tan mezquino, que incluso pidio que Claudia Ruiz Massieu fuera también cesada como Secretaria General, pero tres años como diputado federal apestado del montón, seguro no lo soportaría su gran ego.


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Luis Guillermo Franco

Periodista punk. 13 años articulista de Organización Editorial Mexicana y 11 años como editor web. Twitter: @LuisGuiFranco

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