Por José Antonio Sordo Iñiguez
La consecuencia por no votar es simple: si no voto, pierdo la posibilidad de llamarme un ciudadano DEMÓCRATA, DIGNO Y VIRTUOSO, así como mi posibilidad de estar legitimado en asumir una postura crítica post electoral al gobierno electo, veamos porque:
La virtud y la democracia constituyen los elementos fundamentales de todo estado democrático, dichos elementos constituyen un elemento sine qua non de todo estado civilizado.
Virtud: Por cuanto hace al primero de los elementos, La virtud, fue una voz estudiada por los griegos, quienes la asociaban a la excelencia y plenitud del hombre, para Sócrates, la virtud busca el bien, para Platón era hacer lo correcto (sabiduría) defender lo correcto (Valor) y autogobernarse para lograr lo correcto (autocontrol), lo anterior bajo una postura de respeto y responsabilidad entre las personas (justicia).
Para otros filósofos la virtud era actuar buscando el bien, fundado en la razón, sin apasionamientos ni arrebatos.
Así, se puede llamar virtuoso al que hace lo que está bien, lo que es debido, es decir: Aquel que cumple con sus obligaciones.
Democracia: Por cuanto hace al segundo de los elementos, tenemos que por democracia, (tratado del pueblo) la cual hasta la fecha constituye la forma más avanzada de organización del Estado, como lo es el mexicano, donde el poder público surge del pueblo (conjunto de ciudadanos).
Las bases de la democracia mexicana se sustentan en una democracia representativa, en la cual empoderamos a la autoridad pública (Ejecutivo y legislativo) a fin de que a través de políticas públicas, encausen los más altos anhelos de bienestar, justicia, libertad, armonía y felicidad general, esa representación es una OBLIGACION QUE RECAE SOBRE LOS CIUDADANOS DE LA REPUBLICA, la cual se otorga constitucionalmente y se otorga como un deber, para lo cual el artículo 36 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece que “son obligaciones del ciudadano de la República” III.- Votar en la elecciones… en los términos que señala la ley”.
Dignidad: En ese orden de ideas, la participación de ciudadano es un deber y no una opción, a partir de la idea de la soberanía nacional, la cual podemos entender como la suma de libertades, voluntades y dignidades individuales de los ciudadanos mexicanos, en cada elección, van en juego todos esos valores, esto es, los mexicanos apostamos por el futuro de nuestra libertad, voluntad y dignidad, por lo que incumplir con dicha responsabilidad, mengua en el valor del ciudadano per se, ya que la voz dignidad, viene de la locución latina dignus, que se refiere a lo que tiene valor, y todos los mexicanos tenemos un valor en común, denominado PATRIA, que proviene de la voz latina pater, que significa padre, por lo que no votar constituye además una conducta negativa, antipatriota y egoísta que soslaya la dignidad nacional.
En suma, debemos recordar que el respeto de un estado a otro, se basa fundamentalmente en la medida en que un estado consolida internamente su dignidad general, soberanía, el bienestar, la felicidad del pueblo y el armónico ejercicio del gobierno, basado en leyes justas, así como el valor de sus ciudadanos, entre los cuales pueden ser catalogados de acuerdo a su interés en la participación política entre súbditos, parroquiales o democráticos, por lo que habría que preguntarse: ¿En cuál de esas definiciones encajo?. Ciudadano Súbdito – Ciudadano parroquial o Ciudadano democrático.
Es ese orden de ideas, todo ciudadano que se llame demócrata, digno y virtuoso, y que busque no defraudar a su patria, debe cumplir con la mínima porción de participación política a través de la emisión del sufragio, mas quien no cumpla con dicha obligación, no merece criticar el estado de cosas que él mismo ha propiciado.
(*) Académico, abogado postulante y Maestro en Derecho Electoral
